PARTICIPACIÓN INFANTIL
Para hablar de la capacidad de
participar y de su desarrollo es esencial partir del postulado de que cada uno
de los niños y niñas que vive en diferentes partes del planeta desarrolla de
distinta forma y ritmo los diversos aspectos que conforman la inteligencia.
Cada uno vive y se desenvuelve en medios y culturas diferentes y a lo largo de
su vida ha vivido múltiples experiencias y enseñanzas, de tipo formal e
informal, Que determinan sus capacidades en los diferentes niveles del
desarrollo infantil. Por lo tanto, las aptitudes Dependen de su entorno, así
como de las oportunidades de cada uno para realizarlas. Por otra parte, existen
muchas teorías sobre el desarrollo de la identidad en la etapa de la niñez y la
Adolescencia, y muchas de ellas coinciden en que al final de estas dos etapas
la participación comunitaria Ocupa un lugar considerable, sin embargo, cada
período necesita tipos de participación diferente.
En la etapa final de la niñez, es
decir, de los 8 a los 11 años, los niños y niñas son considerados entusiastas Y
desarrollan la necesidad de división del trabajo y de compartir oportunidades.
Asimismo, ven el trabajo en Grupo como una oportunidad de demostrar su
capacidad y sus primeras expresiones de autonomía; por tal Motivo, muchas de
las organizaciones que trabajan con niños y niñas de esta edad deben
proporcionar los Recursos para motivar su ánimo y llevar a cabo programas de
participación que estimulen su energía frente Al mundo como canal para explorar
su identidad. En lo que se refiere a la etapa final de la adolescencia, al
igual que se experimentan cambios fisiológicos, se Experimenta un período de
identidad que busca consolidar su relación con la sociedad. Al contrario que la
Etapa final de la niñez, según señala Hart (2001), en esta fase los jóvenes son
más introvertidos y los proyectos en los que participan deben permitir la
comparación entre uno mismo y los otros en contextos emocionales.

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